Alicia no veía la hora de que su contrato terminase, trabajar con Iker Vidal era un verdadero suplicio. Ese hombre disfrutaba desquiciándola y ella… Ella no tenía paciencia para mantener la boca cerrada.<br />Lo que Iker sentía era un poco más complicado, esa mala pécora lo iba a volver loco.<br />Aunque ambos mantenían las distancias, parecía que no era suficiente para evitar que sus más ocultos deseos salieran a la luz.
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